MANOS, UÑAS Y GESTOS

Las manos y las
uñas como elementos comunicacional, son entre otros, instrumentos poderosos
que trasmiten el estado de ánimo en que
nos encontramos y el tipo de persona que somos. Es conocido por todos, que las
manos demuestran la edad, y es ahí donde entra la discreción y sobre todo la
sobriedad en los movimientos de los brazos y las manos. Los gestos exagerados,
movimientos bruscos y rápidos, no siempre sirven para dar énfasis a lo que
estamos expresando. Darle ritmo a las palabras, no solo es molesto a las personas
alrededor, sino que altera y provoca un deseo instintivo de alejarse. Comerse
las uñas, tenerlas disparejas, con la pintura " desconchada"; mantener
las manos húmedas, manchadas de tinta, grasosas y sucias, hablan por usted y no respaldan su trabajo.
En
el área de las relaciones públicas y el protocolo, es indispensable mantenerlas
impecables, bien pintadas, del largo adecuado y sobre todo saber en qué momento
justo accionarlas. Como elementos indispensables para la gesticulación
oratoria, es indispensable vigilar y adiestrarse en los gestos que hagamos con
las manos, al momento de las intervenciones públicas. Como regla de oro tenemos
que más vale no hacer ningún gesto, que hacer gestos ridículos mientras se
pronuncia una salutación, felicitación, bienvenida o un discurso de orden
. Si usted no tiene pleno dominio de sus movimientos, quédese con las manos sobre el podio, mientras lee o pronuncia sus palabras, y aunque la inamovilidad no es el ideal, es lo menos perturbador a la imagen que tendrá de usted el público. Evite los gestos rápidos, nerviosos, ya que es contagioso y se apoderaría muy pronto de su auditorio, de ademanes estereotipados, repetidos incansablemente a lo largo de sus palabras, no haga el gesto después de haber pronunciado la palabra a que se refiere, pues el ademán debe preceder imperceptiblemente a uno o dos segundos a la palabra que quiere recalcar, y acompañarla mientras ella dura. Cuídese mucho de los tics como tamborilear con los dedos, la mesa o el podio, no se rasque la cabeza, no se muerda las uñas, no haga sonar sus dedos, no gesticule todo el tiempo, porque sus ademanes perderían la fuerza que desea imprimirle a sus palabras. Un ejercicio práctico es pararse frente al espejo, busque sus gestos genuinos, que más le favorezcan, sin ridiculizar la situación, y repita frente a un amigo esos gestos voluntarios, hasta que formen parte de su naturaleza, transformados en reflejos, y de ahí nacerá la naturalizad, involucrada su personalidad. Practique y le deseo éxito.
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