Más allá de las normas de etiqueta y cortesía, el buen
comportamiento y el estilo, está la imagen personal que proyecte. Tanto el
atractivo personal, interno como externo, refleja su personalidad, aunque no
sea una belleza deslumbrante. Sin llegar a la vanidad, es deber ocuparse del
bienestar y la salud, traduciendo esto en irradiar una imagen de serenidad y
armonía, con quien todos desean compartir y estar.
El lenguaje del
cuerpo, el gusto por la ropa adecuada, el tono de voz, y la forma de
expresarse, constituyen lo que llamamos estilo, y un estilo correcto, es más
importante que la belleza física. Desarrollar confianza en si mismo, garantiza
éxito seguro. Las personas bien organizadas, aunque no tengan un presupuesto
holgado, siempre deben tener algo adecuado para cada ocasión. No siga
ciegamente los dictados de la moda, tenga criterio propio en cuanto al
vestuario, porque hay una regla fundamental en lo que se refiere a seleccionar
el guardarropa y es tener lo conveniente. Ayude a su figura con ropa a la
medida, que no sea esa apretadera de costuras, que se ven tan inapropiadas y
vulgarizan a la mayoría de las personas, no compre tallas pequeñas tratando de
reducir medidas, ilusión que solo queda en su imaginación. Invierta siempre en
artículos de la mejor calidad. y estas prendas no siempre son las que más
cuestan. Recuerde, mantenga
su estilo con elegancia. Para armar su vestuario, piense en el tipo de trabajo
que desempeña, lo que la organización espera de usted y el puesto que ocupa.
Sea discreto, no se vista como un príncipe, si su puesto es guardián del
Palacio. Lo importante es que lo que use esté acorde, pulcro y perfectamente
planchado, esas tres premisas le garantizan el 80% de buena presencia.
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