martes, 16 de septiembre de 2014

VINOS





 Por Fátima Iglesias Rodríguez

 Alumna del  Máster en Protocolo y

Organización de Eventos en la EIP



Para el mantenimiento del mejor sabor de vino se tienen en cuenta después de su proceso de fermentación, desde el embotellado hasta la posición de reposado de la botella hasta su modo de servirlo, pequeños detalles que debemos valorar si queremos disfrutar el máximo de su sabor. Hasta el más mínimo detalle está estudiado para conservar los mejores líquidos. Así, el vino tinto y el cava se embotellan en vidrio oscuro para impedir que los rayos solares alteren su calidad, incluso a veces se utiliza una tela de saco para proteger la botella de forma más eficaz. Los vinos blancos en cambio utilizarán un vidrio transparente para dejar ver el color y textura del interior ya que los efectos solares no son tan negativos para este tipo de vino. A la hora de apilarlos en casa debemos tener en cuenta la situación de la botella al reposarla para que tenga una inclinación apropiada de forma que el vino toque ligeramente el corcho. Para servir el vino se pueden utilizar los llamados "servidores" que dependiendo del tipo, pueden ayudarnos a servir con más comodidad y elegancia o incluso oxigenar el vino en el proceso del vertido.



Es importante que estos "servidores" tengan aproximadamente la misma temperatura del vino que servimos para no alterar sus características. También podemos utilizar decantadores, normalmente para los vinos tintos. Esta práctica se utiliza para varios fines: 1.- El principal objetivo es separar el vino de los residuos que pueda contener el vino, que a pesar de ser inocuos es preferible que no lleguen a nuestras copas. 2.- Oxigenación. Proceso que hará que disfrutemos el mejor sabor del vino eliminando posibles aromas viciados de la botella. 3.- Con esta elegante manera de hacer reposar el vino podemos apreciar el color y matices más puros del vino que vamos a beber. Pensemos también que la temperatura del vino depende de sus características. Vamos a ver las diferencias entre unos y otros:  El vino tinto se sirve a temperatura ambiente o unos 18ºC, en copa grande y amplia, abombada, para poder disfrutar del aroma del vino antes de beberlo.  El vino blanco se suele servir en copas más pequeñas y en menor cantidad, esto es para conservar la temperatura fresca que requieren este tipo de vinos. La boca de la copa podrá ser también más pequeña ya que el aroma de partida es mejor que en los tintos. Sin embargo, los vinos blancos de gran cuerpo y dulces se servirán en copas altas y delgadas, permitiendo que el olfato aprecie su aroma al beberlo. El cava o champán se beberá en copas parecidas a las anteriores, altas y delgadas permitiendo a las burbujas subir. También estará condicionado por su temperatura, por lo que serviremos poca cantidad cada vez y mantendremos la botella en un botellero con hielo. Los vinos rosados y espumosos los tomaremos en copas iguales a las de vinos blancos y manteniéndolos frescos, aunque su temperatura de toma es algo superior que para estos últimos. para terminar, podemos aconsejar a nuestros lectores sobre las copas a elegir para momentos especiales.


Últimamente cada vez existen más tipos y clases de copas, diferentes en colores, tamaños y formas, llegando incluso a confundir al bebedor respecto a qué copa utilizar. Por tanto, y al igual que muchas otras ocasiones, se anima a utilizar una cristalería elegante y sencilla, que dejen apreciar los matices del líquido que bebemos, sin tener formas demasiado estrambóticas o confusas, siendo preferibles las copas transparentes mejor que las de colores.

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