Por Fátima Iglesias Rodríguez
Alumna del Máster en
Protocolo y
Organización de Eventos en la EIP

Para el
mantenimiento del mejor sabor de vino se tienen en cuenta después de su
proceso de fermentación, desde el embotellado hasta la posición de reposado de
la botella hasta su modo de servirlo, pequeños detalles que debemos valorar si
queremos disfrutar el máximo de su sabor. Hasta el más mínimo detalle está
estudiado para conservar los mejores líquidos. Así, el vino tinto y el cava se
embotellan en vidrio oscuro para impedir que los rayos solares alteren su
calidad, incluso a veces se utiliza una tela de saco para proteger la botella
de forma más eficaz. Los vinos blancos en cambio utilizarán un vidrio
transparente para dejar ver el color y textura del interior ya que los efectos
solares no son tan negativos para este tipo de vino. A la hora de apilarlos en
casa debemos tener en cuenta la situación de la botella al reposarla para que
tenga una inclinación apropiada de forma que el vino toque ligeramente el
corcho. Para servir el vino se pueden utilizar los llamados
"servidores" que dependiendo del tipo, pueden ayudarnos a servir con
más comodidad y elegancia o incluso oxigenar el vino en el proceso del vertido.
Es importante que estos "servidores" tengan aproximadamente la misma
temperatura del vino que servimos para no alterar sus características. También
podemos utilizar decantadores, normalmente para los vinos tintos. Esta práctica
se utiliza para varios fines: 1.- El principal objetivo es separar el vino de
los residuos que pueda contener el vino, que a pesar de ser inocuos es
preferible que no lleguen a nuestras copas. 2.- Oxigenación. Proceso que hará
que disfrutemos el mejor sabor del vino eliminando posibles aromas viciados de
la botella. 3.- Con esta elegante manera de hacer reposar el vino podemos
apreciar el color y matices más puros del vino que vamos a beber. Pensemos
también que la temperatura del vino depende de sus características. Vamos a ver
las diferencias entre unos y otros: El vino tinto se sirve a temperatura
ambiente o unos 18ºC, en copa grande y amplia, abombada, para poder disfrutar
del aroma del vino antes de beberlo. El
vino blanco se suele servir en copas más pequeñas y en menor cantidad, esto es
para conservar la temperatura fresca que requieren este tipo de vinos. La boca
de la copa podrá ser también más pequeña ya que el aroma de partida es mejor
que en los tintos. Sin embargo, los vinos blancos de gran cuerpo y dulces se
servirán en copas altas y delgadas, permitiendo que el olfato aprecie su aroma
al beberlo. El cava o champán se beberá en copas parecidas a las anteriores, altas
y delgadas permitiendo a las burbujas subir. También estará condicionado por su
temperatura, por lo que serviremos poca cantidad cada vez y mantendremos la
botella en un botellero con hielo. Los vinos rosados y espumosos los tomaremos
en copas iguales a las de vinos blancos y manteniéndolos frescos, aunque su
temperatura de toma es algo superior que para estos últimos. para terminar, podemos aconsejar a nuestros
lectores sobre las copas a elegir para momentos especiales.

Últimamente cada
vez existen más tipos y clases de copas, diferentes en colores, tamaños y
formas, llegando incluso a confundir al bebedor respecto a qué copa utilizar.
Por tanto, y al igual que muchas otras ocasiones, se anima a utilizar una
cristalería elegante y sencilla, que dejen apreciar los matices del líquido que
bebemos, sin tener formas demasiado estrambóticas o confusas, siendo
preferibles las copas transparentes mejor que las de colores.
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