lunes, 25 de agosto de 2014

ORADOR -SELECCION - parte 1-

En los Actos y Sesiones Solemnes se acostumbra designar un Orador de Orden, como se le denomina, para darle vida y trascendencia a estos. Muchos creen que esta selección es simple : escojo a un amigo, al Presidente de la empresa o de Gobierno, a quien deseo ensalzar por conveniencia o al oportunista que se lo solicite.  Esta decisión va mucho más allá si usted quiere que el evento supere las expectativas de lo normal y "aburrido". Por lo general si su Jefe confía en usted, le pide una lista de nombres para someterlos a consideración y consulta o unilateralmente el decide, en vista que aprueba su criterio de selección, o reafirma su coincidencia en quien es el indicado. Cualquiera que fuere su caso, no traicione esa confianza, aplicando algunas de las descripciones tratadas arriba. Lamentablemente confieso por experiencia, que en algunas organizaciones se cumple lo no deseado: el amiguismo y compadrazgo.
Un Orador no es solo el que habla bien, con voz equilibrada sobre sus emociones. Un Orador es aquel que hace vibra a la gente con su elocuencia, trasmite su ímpetu, actualiza, y le da vida a la palabra. Ha de ser culto y dotado de una voz, de una talla, con la perfección del gesto, que trasmita vitalidad a su auditorio. Es quien tiene el poder visual y vocal de cautivar, manteniéndose en constante relación con el público. He ahí lo delicado de escoger un Orador que cumpla, no solo con el conocimiento del tema a celebrar o tratar, sino con un perfil exigente y exitoso. No se puede negar que ciertos dones naturales predisponen a determinados hombres a la palabra pública, la prestancia de su imagen, el timbre o potencia de su voz y el aplomo y audacia con que formula frases ya formada que lo hacen un gran Orador. Pero no siempre el más capacitado en la materia, es un buen Orador. En este caso el Protocolista o Relacionista tiene la obligación de conversar con el seleccionado y presentarle algunas alternativas, muy sutilmente, para que mejore sus condiciones de oratoria. Hay que indicarle que un discurso de más de veinte (20) minutos es largo y tedioso. La capacidad de síntesis es de suprema importancia. Seleccionar las frases exactas, los verbos y la acción, trabajan en pro de mantener el interés del público. Un buen Orador es rico en imágenes e ideas, con una cultura general amplia y profunda  y no improvisa jamás. Enriquece su vocabulario continuamente, habla con destreza de lo que conoce, con pasión de lo que desea y aprende a concluir sus discursos con elegancia. Es directo y emplea un lenguaje accesible al público y practica el sentido de lo concreto, con profundas convicciones. La responsabilidad en la selección de un buen Orador es alta, y prácticamente la gente recordará su evento, por el impacto que le deja tanto el Orador, como el contenido de su discurso. Analice bien al tomar una decisión de esa envergadura.

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